Llevo más de 20 años en el sector financiero y durante muchos
de esos años me he dedicado a aconsejar como
gestionar mejor los ahorros, dando recomendaciones
de inversión a cientos de personas. Durante todo este tiempo, siempre me he
preguntado ¿qué es lo que mueve a las personas ha tomar una u otra decisión de
inversión? O ¿por qué hay algunos no hacen nada con su dinero?
Más allá del mal endémico que padecemos de falta de cultura
financiera, hay algunos elementos en común que nos unen, en lo que se refiere a
la toma de decisiones sobre nuestros ahorros.
Personas en las que confiamos
De manera muy resumida, nos dejamos aconsejar por aquellas
personas que se han ganado nuestra confianza. En general aceptamos el consejo,
sin cuestionar la calidad del producto. Y muchas veces, sin entender muy bien
donde se pone el dinero. Sólo porque nos lo recomienda cierta persona,
aceptamos la propuesta. Ya que creemos en la persona que nos dice. Con el
peligro y coste implícito, que suele tener esa confianza ciega.
Historias y narrativas
La otra cantinela que mueve nuestro dinero, son las narrativas. A la gente le encanta las narrativas y las historias. Especialmente si tienen algo de sesgo de confirmación. Es decir, que reafirman alguna idea que se tenía previamente o que encaja con nuestra forma de pensar. Si te exponen alguna propuesta de forma estructurada que te parezca que tiene sentido o que te suene bien, tienes más posibilidades de confiar tu dinero a una idea de inversión o fórmula que se apoya en ese discurso.
Inversiones de moda e historiales de rentabilidad
Otro viento que mueve los flujos de dinero y a veces muy
enérgicamente, son las modas. Cuando se empieza a hablar de ciertas
inversiones, como las criptomonedas
o la idea de invertir en oro o las tecnológicas, hay mucha gente que se
interesa. Y que quiere colocar su dinero en la inversión de moda a toda costa,
para no perderse la ola de la que todos hablan y con la que muchos dicen estar
ganando dinero. A muchas personas les mueven las tendencias del momento. Y
buscan como seguir esa corriente, sin meditar demasiado la idoneidad decisión
dentro de un plan financiero.
Una subsección de la anterior, es la de perseguir inversiones
o productos que han tenido buenos retornos en el pasado. Para muchas personas,
un historial reciente de buenos resultados, es el argumento más convincente que
le pueden dar. Y los comercializadores que lo saben bien, suelen aprovechar el
tirón de los fondos más rentables o de los gestores con mejor track record del momento. Pero como ya
sabrás, nunca hay que olvidar esto de, rentabilidades pasadas no garantizan
rentabilidades futuras. Y además, los datos históricos demuestran
aplastantemente la falta persistencia de los ganadores de un año a otro, no
digamos ya en periodos de hasta 5 años consecutivos.
Autogestionados
Luego están quienes directamente no confían su dinero a nadie. Porque se consideran más que autosuficientes para tomar sus propias decisiones de inversión. Actúan movidos por el ego y una autopercepción superior. ¿Crees que estás por encima de la media? Tal vez tú seas uno de esos que gestiona su dinero por su cuenta, porque crees que sabes lo necesario y piensas que tal vez, no necesitas ayuda.
No sé la de veces que me habré sentado delante de personas
que están absolutamente convencidas de que pueden ganar más dinero comprando y
vendiendo acciones por su cuenta, que de cualquier otra forma. Muchas veces
desprecian un 10% de rentabilidad, porque les suena a poco. Pero cuando les he
preguntado, creo recordar, que ninguno me supo decir cuál era su rentabilidad
media anualizada. Pero por supuesto, desde su perspectiva, estaban seguros que
mucho más que invirtiendo en fondos u otro tipo de gestión delegada de
inversiones.
Pero lo cierto es que hay un grupo numeroso de personas que
se entretiene moviendo su dinero de una inversión a otra. Escudados en esa
célebre frase de, para perder dinero, lo pierdo yo. Aunque muchos no sean
conscientes de que están teniendo un resultado mediocre, seguirán haciéndolo
hasta que salgan escaldados de alguna mala decisión. Y entonces buscarán
asesoramiento o directamente, desterrarán las inversiones para siempre.
Sentenciando que ese mundo no es para ellos o esgrimiendo que los mercados
están manipulados y siempre ganan los mismos. Como si fuese un juego poco
justo, en el que han perdido, pero porque algunos hacen trampas.
A nadie
Y luego, también hay un colectivo no pequeño de gente, que no
confía sus ahorros a nadie. Simplemente porque no sabe cómo
invertir, no quiere o no le interesa aprender y además desconfía de todo el
mundo que le ofrece su consejo. Desde mi punto de vista, es una lástima. Dinero
desaprovechado por cientos de millones y personas que sufrirán una notable
pérdida financiera sobre sus ahorros a lo largo de sus vidas, al no exprimir su
potencial. Hace poco leía que desde la entrada en el euro, por efecto de la
inflación, el dinero se había depreciado un 40%. 100.000€ en cuenta corriente
de hace 25 años, tienen un valor real a día de hoy de menos de 60.000€. No sólo
es lo que vale de menos, sino lo que ha dejado de producir. Un drama
silencioso.
También es cierto que, estas personas están felices viendo su
dinero anotado en una cuenta corriente o en una cartillita. Y duermen
estupendamente acomodados en su zona de confort, fruto de su ignorancia. Con lo
cual, a esa pérdida financiera, es en realidad el precio por vivir tranquilos y
sin dolores de cabeza.
A quién confiar los ahorros
Desde luego, a los bancos comerciales no. Quizá no sepas ver
la importancia de las comisiones, pero vas a soportar unos costes tan elevados,
que va a ser muy difícil que obtengas buenos resultados a la larga. Es un juego
de perdedores confiar tu dinero al
asesor financiero de tu entidad financiera de cabecera. No sé lo que
creerás, pero el empleado del banco, no es tu amigo. Existen un montón de
conflictos de interés, por los que nunca vas a salir beneficiado.
Sé que es cómodo seguir con tu banco de siempre o abandonarte
a la inacción, asumiendo que no tienes escapatoria. Pues hagas o que hagas, te
la van a colar de alguna manera. Así que ante la duda, es mejor dejar las cosas
como están.
Lo cierto es que los mercados financieros son una jungla,
donde todo el mundo quiere sacar tajada. Y el dinero de los indefensos
ahorradores, es un jugoso pastel al que hincar el diente.
La receta más sencilla, es la más efectiva. Diversifica, que
es gratis. Ajusta los costes de tus inversiones al máximo. Actúa lo mínimo
posible. Empieza a invertir pronto y continua sumando dinero regularmente. Huye
del ruido de las noticias y deja pasar los años. De la misma manera que de una
semilla crece un árbol fuerte y robusto con el tiempo, tu dinero irá aumentando
poco a poco y construirás un pequeño patrimonio. Confía en ti mismo. Aprende lo
necesario e invierte tu dinero. La recompensa merece la pena.
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Mis padres son del tipo "a nadie", y menudo desastre económico. Por eso me puse las pilas en cuanto puede. No quiero llegar a viejo de la misma forma que ellos, con un "tesoro" en el banco, perdiendo valor por la inflación, y racaneando dinero cada día.
ResponderEliminarY encima he descubierto que invertir y seguir los mercados financieros me encanta!! Incluso me leí el libro de El Inversor Inteligente, una joya. Ya no me da miedo invertir ni la volatilidad de la bolsa. Incluso me alegro cuando baja. Y estoy seguro de que a largo plazo tendrá su recompensa.
Hace falta mucha cultura financiera en este país.
Hola, tus padres no son los únicos. Hay un millón de millones de euros en depósitos o a la vista en España. Eso te da una idea de la magnitud de la pérdida de potencial. Por otro lado, esos clientes son un tesoro para los bancos, ahora que han subido los tipos de interés. Porque dejan mucha rentabilidad al no pagarles nada por los ahorros.
EliminarLa actual versión comentada del Inversor Inteligente es un buen libro, quizá algo denso a veces. Quizá hay otros mejores para iniciarse y abrir los ojos. Pero sí es un buen libro. Si no haces nada, pierdes la inflación. Y eso a la larga es mucho Y si inviertes, tienes que entender y aceptar la volatilidad como un peaje a pagar para obtener una rentabilidad adecuada al riesgo que estés dispuesto a aceptar.
Un saludo y adelante.
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