Si te pregunto ¿quién inventó los fondos indexados?, puede
que me respondas que no tienes ni idea o simplemente que te importa un carajo.
Sin embargo, si eres alguien que ya conoce la
idea revolucionaria de los fondos indexados e invierte con ellos, tu
respuesta más probable será, John Bogle, el fundador de Vanguard Group.
Y eso es lo que yo también hubiese dicho hasta hace unos
pocos meses.
Sorprendentemente para mí, la respuesta no es correcta. La historia de los fondos indexados, dice otra cosa.
A Jonh Bogle, se le puede atribuir el éxito, de haber
convertido los fondos indexados en una herramienta accesible al público
general. Así como ser el promotor de la inversión con sentido común. Un camino
para invertir, que es con seguridad la mejor elección para el inversor
particular medio, pero que sin embargo, todavía desconoce mucha gente.
Lo curioso de la historia, es que John Bogle estuvo en contra
de los fondos indexados durante cierta época de su vida. Y de hecho, él no los
inventó. Simplemente copio la idea y la popularizó. Toda vez, que se convenció
de sus increíbles ventajas. Especialmente en contraposición con los enormes
conflictos de interés que dominan la industria de los fondos de inversión. Y la
incapacidad manifiesta de los fondos de gestión activa de batir a los indicies
con los que se comparan, en base a diversas causas en las que no voy a ahondar
ahora.
Un fondo de inversión
sin gestor
En 1960 Edward Renshaw y Paul Feldstein, publicaron un artículo
en el que abordaban la problemática que suponía para el inversor particular,
tener que elegir en qué fondos invertir, de entre un total de 250. Que era el universo
inversor entre el que un inversor americano podía elegir en ese momento.
Los fondos de inversión se habían creado con el objetivo de
darle a los inversores particulares, una forma masticada de invertir en una cartera
de acciones. Sin tener que analizar compañía por compañía, ni tener que
formarse para ello.
Para resolver ese problema de elección al que podía
enfrentarse un inversor inexperto, los autores del artículo propusieron un
fondo de inversión sin gestor. Un fondo que no intentase batir al mercado, pero
que te diese la rentabilidad del mercado. La rentabilidad media del Dow Jones
Industrial. De esa forma se eliminaría el riesgo de una elección de un fondo de
inversión equivocado. Y te aseguras de que al menos, no lo hará peor que él
índice. Tampoco mejor. Simplemente la rentabilidad del índice y ya está.
Los argumentos ideados en aquel momento por Renshaw y
Feldstein, siguen siendo hoy en día tan validos como entonces, e incluso más. Habida
cuenta de la cantidad de fondos entre los que uno puede elegir (más de 20.000
en España). Y que son una de las razones por las que hoy, parece más sensato
que nunca indexarse al mercado.
La historia de los
fondos indexados
A pesar de que la idea ya se había plasmado en papel y
publicado en prensa, nadie promovió entonces un fondo de inversión no
gestionado. La razón, es que básicamente entonces no existía la tecnología
necesaria para montar un fondo indexado y mantenerlo en las proporciones
adecuadas periódicamente. Además, los costes de transacción entonces, eran
elevados.
La cierto, es que en 1930 ya hubo un fondo precursor de los
fondos indexados. Que invertía en el 80% de del mercado. Tuvo una vida corta,
debido a que no fue acogido con mucho éxito. En aquella época, se podría decir
que los mercados financieros no eran todavía tan eficientes como ahora. Y
todavía parecía que valía la pena pagar a un analista financiero experto en el
arte de invertir y analizar compañías, a pesar de las comisiones.
Sin embargo, la historia de los fondos indexados, tiene un
hito posterior bastante relevante. En 1964, el ingeniero industrial John
Andrew McQuown aceptó liderar un proyecto para Wells Fargo, que consistía en
aplicar el método científico y técnicas cuantitativas para tomar decisiones de
inversión. Después de 6 años de trabajos de investigación, la conclusión más
importante a la que llegaron, fue que ningún gestor profesional de fondos iba a
poder superar sistemáticamente a los resultados del índice S&P 500. Paradójicamente,
en esa época, John Bogle, todavía seguía convencido de que se podía batir al
mercado mediante análisis fundamental. Y de hecho, escribió un artículo en
contra de la inversión pasiva, bajo el seudónimo de John B. Armstrong. Para no
comprometer al fondo Wellington para el que trabajaba como gestor.
Mientras el equipo de McQuown investigaba cómo crear un fondo
índice sin incurrir en altos costes, un profesor de la Universidad de
Chicago, Keith Shwayder, contactó con el equipo de Wells Fargo. Shwayder, que pertenecía al grupo familiar
que controlaba la empresa Samsonite de maletas y equipajes. Quería crear un vehículo
de inversión para colocar los 6 millones de dólares de los planes de pensiones
de los empleados de la empresa. Y finalmente dicho fondo vio la luz en 1971.
Posteriormente surgieron otros dos fondos indexados similares,
de la mano de Batterymarch Financial Management y Banco Nacional
Americano. Pero eran fondos institucionales, que no se ofrecían al inversor
particular.
Para sorpresa de los escépticos de entonces, estos primeros fondos
indexados funcionaban bien y reportaban como se esperaba la rentabilidad del
mercado. Lo que hizo que inversores institucionales como Ford, Exxon y
AT&T, invirtieran el dinero de los planes de pensiones de sus empleados en
fondos índices.
La revelación de John
C. Bogle y el primer fondo indexado público
Tras un periodo de crisis, Bogle, fue apartado de la junta de
dirección en Wellington Fund. En ese periodo de tiempo, Bogle propuso a la
directiva de Wellington crear una nueva compañía que prestase servicios a la
matriz. Esa empresa era The Vanguard Group. En los comienzos, Vanguard no podía
gestionar activamente ningún fondo. Así que John Bogle, investigó a fondo la idea
de los fondos no gestionados. Analizó con detalle los resultados de los fondos
de los últimos 15 años y la rentabilidad del mercado. Hasta que llegó su
momento Eureka.
Convencido ahora de que la gestión activa no era tan efectiva
como creía tras sus primeros años después de graduarse en Princeton, encontró
una fisura en las restricciones que tenía Vanguard. Y así, en 1975, Bogle
propuso a Wellinton crear un fondo indexado. Recibiendo el permiso de la junta
de Wellington y la autorización de la SEC. Fondo, que sería el precursor del
que 8 meses después, en agosto de 1976 (hoy es su 45º aniversario), se
convirtió primer fondo indexado de la historia abierto al público general.
Los comienzos fueron duros. Muchos le ridiculizaron entonces
y tildaban la idea de estúpida. Hoy 5 de cada 10 dólares en EEUU se invierten
en gestión pasiva. Pero eso es otra historia. Si alguien te dice que Jonh Bogle
es el padre de los fondos indexados, ahora ya sabes cuál es la verdad.
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