Encontrar un empleo a día de hoy en España se está convirtiendo en una auténtica
odisea. No digamos ya si además pretendes trabajar de lo tuyo y encima quieres
conseguir un buen salario.
En un país que fabrica cuatro veces más titulados universitarios
de los que el mercado de trabajo tiene capacidad para absorber, con un nivel
formativo y de exigencia académica en decadencia, de entrada hay un problema de
desajuste entre oferta y demanda. Pero además hay un problema de cantidad y
calidad.
Sin entrar en el debate de que en España el itinerario
formativo es excesivamente largo y que además no faculta para desempeñar un
puesto de trabajo en el futuro, lo que desde luego no es una solución es a
falta de una sacarse dos o tres titulaciones.
Si cada año que pasa el título universitario pierde valor por
aplicar unos laxos niveles de exigencia, apuntarse a más carreras, no resuelve
nada. Simplemente pospone un problema. No digamos ya con el consabido
conocimiento que tienen las empresas del cariz clientelista del alumnado en las
universidades. Donde el estudiante paga por comprar formación y títulos. Y las
universidades compiten entre sí para sobrevivir atrayendo alumnos con jugosas
ofertas.
Es por eso que la vuelta de tuerca de la hiperformación del aspirante
a un empleo, ha llegado con el auge de las certificaciones
profesionales. CFA, CAIA, FRM, EFP, EFA, PMI, CIIA y un largo etcétera de
siglas que muchos ansían conseguir para incluirlo en sus currículums o
acompañar su nombre en las tarjetas de visita.
Pero ¿Una
certificación profesional es realmente útil para encontrar un empleo? ¿Están
mejor retribuidos los profesionales con certificaciones en sus áreas? ¿Esto es
algo que sirve sólo en el extranjero o se valora también en España?
Después de dos o tres carreras universitarias, un máster,
quizá dos idiomas, una pobre experiencia profesional, muchos jóvenes ya no tan
jóvenes, ven en las certificaciones
profesionales la llave para el empleo soñado.
También son atraídos por los cantos de sirena de esta nueva
moda de formación los desempleados en fase de reciclaje y los empleados en fase
competitiva.
Y todo ¿por qué? Pues porque el amigo de un amigo te ha
dicho, que tiene una amigo que consiguió trabajo por tener una certificación profesional. Que además gana un 40% más de salario. Y porque como todo el mundo sabe, se ha rebajado
tanto el nivel de exigencia de los estudios superiores que una carrera o un grado universitario se lo dan a cualquiera. Y que narices, por puro ego.
Sin embargo en relación con conseguir un puesto de trabajo de
nivel bien retribuido, que es de lo que estamos realmente hablando, los
factores que más incidencia tienen en España son otros.
Según las encuestas, la trayectoria profesional, haber
desempeñado puestos similares previamente y tener contactos de relevancia en
las empresas, son los puntos diferenciales que permiten alcanzar empleos
altamente retribuidos.
Para el nuevo aspirante, sí que es cierto que una certificación profesional puede marcar
la diferencia, pero no es en
absoluto garantía de nada. Quizá sea algo más determinante en el
extranjero, pero en España, como se suele decir “para ese viaje no hacen falta
tantas alforjas”.
Por poner un ejemplo, si nos ponemos a mirar unos de los
sectores profesionales más competitivos, como puede ser el de las finanzas, encontraremos
los siguientes datos sobre las principales certificaciones
profesionales financieras.
La certificación otorgada por el CFA Institute, es la
más antigua, una de las más exigentes y la que cuenta con mayor número de
asociados. Por eso es por lo que muchos profesionales de las finanzas se pegan
por presentarse al examen CFA.
Sin embargo, como puedes ver en la comparativa, es el que
requiere mayor número de horas de estudio y el más selectivo. Sólo el 7% de los
candidatos consigue obtener la acreditación en 3 años. Con tasas de aprobado para
cada nivel del 35-40%. Siendo además necesario tener un nivel de inglés
equivalente al Advanced con dominio
de jerga financiera. Y es que tanto el examen como el material de estudio de Kaplan Schweser, están íntegramente en
inglés.
Si nos ponemos a hurgar un poco que hay detrás de cada certificación profesional, veremos que
el coste del material de estudio o de los programas formativos, alcanzan sumas
nada desdeñables. Tasas de examen de entre 1.000€ y 500€ por convocatoria y
cosas así. Y luego una cuota como asociado año a año que además debe de ir
acompañada de un sistema de recertificación que también cuesta dinero.
Luego además de ser una forma de ensalzar el ego
insatisfecho, son también un gran negocio. Sin cuestionar la utilidad y
práctica de los contenidos de muchas de estas certificaciones, el tema es si
realmente merece la pena asumir el coste de oportunidad que implica enfrentarse
al reto de alguna de estas certificaciones
profesionales.
Volviendo al ejemplo del Chartered Financial Analyst, quienes
lo han intentado o han conseguido sacar la certificación, saben que además de
dejarse mucha pasta por el camino el coste personal es muy elevado.
Fuente: CFA Spain |
La dedicación que requiere, implica que si además se
compagina con trabajo, es muy posible que como no tengas un apoyo muy firme de
tu entorno, tu novia te acabe mandando a paseo y tus amigos se olviden
definitivamente de ti. Porque durante un tiempo, que son unos años, vas a estar
en un mundo paralelo. Y no digamos ya si estas casado y tienes familia.
Desde un prisma no tan agorero, sí que te diré que muchas
otras de las certificaciones requieren una inversión de tiempo de un año a lo
sumo. Pero que precisan de unos conocimientos previos para que sea posible
tener éxito.
Además de ser un crack estudiando, que te aseguro una vez
pasas de los 30 se pierden bastantes facultades, tienes que tener muy claro por
qué lo haces.
Las certificaciones profesionales
pueden ser un broche de excelencia para diferenciarse del resto. Que
lamentablemente son más valoradas fuera que en España y que sólo pueden
representar un mayor salario en contextos internacionales.
Pero que en un gran porcentaje de casos llevan aparejadas
también un aura de nivel económico elevado. Porque las certificaciones en si mismas,
como las formaciones previas ya tienen de por sí un coste notable, que marca la
diferencia y constituye un filtro para el resto de mortales. No será raro ver
que los currículos de las solicitudes de examen de quienes se presentan, han pasado
por universidades como CUNEF, IESE-Universidad de Navarra, ICADE, etc.
No obstante muchos altos directivos no llevan estas insignias
en sus currículos y eso no les ha impedido llegar alto y cobrar salarios
estratosféricos. Por poner un ejemplo, el denostado por la City londinense Javier Martín-Artajo, no tenía ninguna certificación
profesional. Eso sí, estudió un MBA en la universidad de Columbia que
costaba 200.000$ de la época.
Seamos sensatos. Las certificaciones
profesionales son lo que son. Formación sí. Continua y siempre. Pero que no
tenga un coste personal y económico desproporcionado a lo que pretendemos
conseguir. Para estar de gestor comercial en uno de los cuatro grades banco
españoles no hace falta tanto mérito, creo yo.
También te puede interesar:
Lo triste es que el sueldo medio de un CFA en España no es superior al de un asesor financiero con la certificación EFA o EFP. Aquí todavía se valora mucho más la parte comercial que la parte técnica.
ResponderEliminarEntras de analista junior en una gestora o en un broker en la parte sell side y te comes jornadas interminables para terminar cobrando un salario de entre 30.000€ y 40.000€ a medio plazo y con suerte.
Y un asesor financiero senior o un banquero privado acaba como mínimo con un salario por entre 50.000€-60.000€. Para que te vlaga la pena el esfuerzo del CFA hay que ir al extranjero o entrar en una consultora en la parte de M&A o te comes los mocos.
Publicar un comentario
Participa en la conversación y déjame un comentario.