En mi desarrollo como inversor, he pasado por varias etapas a
medida que he ido aprendiendo más y más, sobre cómo gestionar mejor mi dinero.
Tras llegar a la conclusión de que no soy capaz de batir al
mercado seleccionando acciones individuales por mi cuenta, centré mi atención
en los fondos de inversión de gestión activa destacados e independientes. Para
finalmente decepcionarme también.
Hay buenos profesionales en la industria de gestión de
activos. Pero las comisiones que soportan los fondos de inversión, hacen que sólo
unos pocos batan al mercado. 1 de cada 10 gestores en periodos de entre 5 y 10
años lo consiguen. Y no han forma de saber de forma anticipada quienes serán.
Los que trabajan en las gestoras de bancos comerciales, tienden a seguir al rebaño para mantener su puesto de trabajo. No les merece la pena salirse de las directrices. Y cuando alguien destaca, se va a otra gestora o monta su propio fondo. Por lo que no suele haber continuidad. Ni en la gestión ni en estilos de administración de carteras de inversión.
Es verdad que las clases limpias de fondos, con menores
comisiones, alivian un poco el reto que deben superar los gestores. Pero igualmente,
no es fácil averiguar quién será el gestor estrella que tendrá continuidad, y
permanecer invertido con él en los buenos y malos momentos.
Los mitos del mundo de las inversiones se forjan cuando ya
son historia. Y se convierten en icónicas anécdotas que sirven para enseñarnos
que hay unos pocos que sí que son capaces de vencer la rentabilidad del propio
mercado después de comisiones de gestión.
Entonces ¿Qué nos queda? Si no te has quedado sin dinero
antes, la mayoría descubre en último término y por convicción que los fondos
indexados, son la mejor inversión. Y si no es la mejor, al menos sí la más
sensata para la gran mayoría. Especialmente si no puedes o no quieres dedicar
mucho tiempo en recorrer tu propio camino de aprendizaje.
He empleado cientos de horas
a estudiar y leer libros
sobre finanzas. Tratando de encontrar y destilar el ingrediente secreto de
las inversiones que baten al mercado. Con la esperanza de poder crear una fórmula
que me permita ganar dinero por encima de la media de forma sistemáticamente y
a largo plazo.
Todos nos creemos más listos que los demás. Y por ese sesgo
de autopercepción superior, cuesta aceptar la realidad. Pero lo cierto, es que
ni el análisis fundamental, ni mucho menos el análisis técnico, sirven para
explotar algún tipo de ventaja a largo plazo sobre la rentabilidad que ya proporciona
el propio mercado. Al menos estoy seguro de eso, cuando hablamos de mercados
desarrollados. Donde, puede que haya alguna pequeña asimetría de información y algunas
divergencias temporales entre valor y precio. Que sin embargo, desaparecen
rápidamente.
El ingrediente secreto que bate al mercado
A lo largo de las últimas décadas, ha habido un montón de
tipos, que se han devanado los sesos estudiando los mercados y machando los
datos históricos, analizando y tratando de sacar conclusiones.
Lo cierto es que hay un buen número de estudios académicos y
evidencias empíricas, que nos dicen, que sí. Que efectivamente hay características
de algunas acciones que de forma consistente en el tiempo, permiten generar
rentabilidades extra, por encima de las que te podrías conformar con un fondo
índice. Y han echado números.
Se han analizado la rentabilidades de todos los mercados en
el mundo desde 1927 hasta 2015 y se han extraído las siguientes conclusiones
que se resumen en el siguiente tabla y que te explico a continuación.
Fuente: Your complete guide to factor based investing |
Parece ser, que el mercado (entendiendo el MSCI World como
referencia) ha proporcionado un 8,3% de rentabilidad anual, antes de inflación,
comisiones e impuestos. Esto es la Beta del mercado. Y se han identificado una
serie de factores de inversión, que
añaden un extra de rentabilidad. Lo que se conoce como factores de Alfa.
De ese modo y como viene indicado en la tabla, el factor
tamaño ha reportado un 3,3% anual extra sobre el market beta, el factor valor
un 4,8%, el factor momentum un 9,6%, el
factor calidad y factor margen un 3,85 y
un 3,1% respectivamente, por encima de la rentabilidad del mercado.
Eso significa que filtrando las acciones con una serie de
criterios, se pueden seleccionar acciones que a la larga, proporcionan un extra
de rentabilidad. El problema radica, en que cada factor de inversión, funciona
mejor durante determinado momento de los ciclos económicos. Lo que implica, que
con algunos factores, te puedes comer periodos de muchos años con
rentabilidades inferiores al mercado. Y se sabe también, que no todos funcionan
bien a la vez.
Lo interesante de los estudios, es que al estar
descorrelacionados mutuamente, hay determinados factores que combinados entre sí
maridan especialmente bien. Dando como resultado, carteras de inversión que
baten al mercado con menor volatilidad, al equilibrarse los factores entre sí.
Tamaño y calidad combinan bien, al igual que tamaño y momentum, así como valor y momentum. Esto último me recuerda al nombre
del fondo gestionado por Jesús Domínguez y Luis de Blas, Valentum.
Que por cierto no parece que les vaya mal. Por algo será.
Pero es que además, la mezcla multifactor de valor, momentum
y calidad, parece que tiene capacidad de proporcionar rentabilidades superiores
a las del mercado a largo plazo, sin tener que sufrir periodos muy largos de outperformance con el mercado.
¿Quién invierte por factores? ¿Cómo se puede invertir?
Hay una base académica y científica, que demuestra que todo
esto no es una patraña y que tiene bastante sentido. La inversión factorial nace de la mano de los estudios de Stephen Ross
en los años 70, que dieron lugar a la Teoría del Arbitraje
(APT) y los posteriores modelos de Eugene Fama y Kenneth French.
Desde ese punto de partida teórico hasta nuestros días, ha
habido muchas casas de inversión que han invertido muchos recursos a investigar
y lanzar productos al mercado basados en la inversión factores. Hace 10 años
era complicado invertir en los pocos que había, pero en los últimos 3 años ha
habido un boom. No sólo hay ETFs,
sino también una docena de fondos invertibles desde España. Pero aun no son muy
populares.
Sin embargo, con la tecnología actual y las pruebas ensayo
error, creo que es cuestión de tiempo que este estilo de gestión
fundamental-cuantitativa despegue. Así que, si no te quieres conformar con la rentabilidad
de los fondos indexados, que te vaya sonando esto del factoring
investing. Porque puede que sea el futuro de la gestión de activos.
Limitaciones de la inversión en factores
1-Costes de
transacción por rotación de cartera. Uno de los problemas que plantea este modelo de gestión, es
la frecuencia con la que se debe
actualizar la composición de la cartera. A veces en poco tiempo, unas acciones dejan
de pertenecer a un factor y obliga a vender y comprar otras acciones. Lo que
incrementa los costes del fondo.
2-Tracking error. A veces hay que aceptar largos
periodos en los que una cartera multifactorial está por debajo de la
rentabilidad de un índice. Lo que te puede hacer dudar en el modelo de inversión
y abandonar, si no tienes la convicción necesaria. Sin embargo, los estudios demuestran
que en el largo plazo, es un sistema de inversión más rentable que el de
invertir en fondos indexados. No obstante, no tenemos certeza de que los
factores vayan a seguir funcionando del mismo modo en el futuro.
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