Combatir
el cambio climático es el principal reto de la humanidad en este siglo.
Porque el cambio climático es muy amplio y todos tenemos una parcela en la que
poder trabajar para intentar que la temperatura no siga subiendo. En casa y en
las empresas. Se puede hacer mucho sólo con el gesto de reciclar, disponer de contenedores de basura para cada tipo
de desecho, es ya un paso importante.
Es más, ya el término basura o residuo
está empezando a ser eliminado del vocabulario de expertos en medio ambiente y, poco a poco, también del de la
administración pública. Estos conceptos se han transformado, la basura ya no es
un producto finito que acaba en el cubo, puede tener otra vida, una segunda
vida que hace que abandone el título de residuo y adopte el título de recurso.
Todo esto, inmerso en una corriente, en
un círculo virtuoso denominado economía circular y de la que
tanto se está hablando últimamente debido a las nuevas estrategias europeas y
la preparación de una a nivel nacional en la que tendrán que integrarse todas
las comunidades autónomas.
Este concepto de economía circular, no
obedece sólo a objetivos marcados por la Unión Europea o por los ODS –
objetivos de desarrollo sostenible de la ONU -, obedece también a una necesidad
que se está dando casi inconscientemente en la sociedad: no se puede seguir
produciendo de la misma manera porque tampoco se puede seguir consumiendo de la
misma manera.
El modelo de producción y consumo que
siempre hemos conocido se está quedando obsoleto y son las empresas quienes
deben impulsar este cambio si no quieren, además, quedarse atrás y perder
competitividad.
Así que todos los sectores se están
convirtiendo y poniendo en marcha políticas
de sostenibilidad. De sostenibilidad con su entorno, tanto en materia de
medio ambiente, económico y social. De hecho, existe un ranking de las empresas que más contaminan publicado
recientemente y en el que nadie querría estar.
Con acciones tan sencillas como fomentar
el reciclaje o usar energía renovable en instalaciones o en procesos de
producción siempre que sea posible, ya se consigue un importante ahorro en
emisiones y, de alguna manera, se contribuye a la lucha contra el cambio climático.
Para las oficinas puede ser sencillo. Ya
el uso de iluminación de bajo consumo es hacer algo por el medio ambiente.
Reciclar papel o, sobre todo, evitar su uso. En este sentido, aprovechando el
Día Mundial del Reciclaje celebrado el 17 de mayo, la plataforma de impresión
360imprimir publicaba un informe en el que revelaba que sólo 3 de cada 10
españoles reciclaba los tóner usados.
En el siglo XXI en el que cada vez se
tiende a usar menos papel, es incongruente que no se preocupe la sociedad, los
trabajadores y las empresas en ver a dónde van esos restos de tinta cuando hay
miles de fórmulas al alcance de la mano, fórmulas que además, pueden ayudar a
otra parte de la sociedad.
Estos pequeños gestos o cambios de
hábitos en las empresas, en los directivos y en los trabajadores, cada vez se
harán más comunes. Desde luego, hoy ya son necesarios.
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