Es sorprendente ver todavía hoy como algunos profesionales por cuenta propia me plantean escandalizados que al acudir a su entidad financiera que no les conceden financiación para la compra de su vivienda porque no son capaces de determinar si tienen o no capacidad de pago suficiente.
Lo peor de estas situaciones es que cuando hablas con ellos y empiezas a indagar, te encuentras cosas como que nunca ingresan en cuenta más de lo necesario para atender los recibos que puedan tener. Manejan mucho efectivo y no tienen absolutamente ningún registro de ello. Si miras su declaración de la renta puedes ver que si declaran por estimación directa, los rendimientos netos o bien son negativos, cero o muy bajos.
Si les preguntas si lo declarado se corresponde con la realidad, la respuesta es casi siempre no. Y lo peor de todo es cuando te dicen que hay un asesor fiscal detrás que les ha recomendado hacerlo de ese modo para evitar pagar más impuestos. Un porcentaje muy alto de las ventas o servicios reales no están controlados porque acuerdan con muchos clientes un descuento si el pago se hace en efectivo y sin factura.
En los módulos es casi peor, ya que al estimarse objetivamente un rendimiento estándar en el negocio, vaya bien o mal, la actividad empresarial se convierte en muchos casos en una caja negra imposible de descifrar para los bancos. Bares, fruterías, peluquerías, zapaterías o centros de estética son algunos de los muchos negocios en los que se ven estas situaciones.
¿Qué se puede hacer para evitar este problema a la hora de pedir financiación?
En el caso de declarar por estimación directa hay poco margen de maniobra, la solución más sencilla sería ser más legal y facturar y contabilizarlo todo. Y a ser posible no imputar gastos ajenos al negocio con objeto de minorar el resultado de la actividad. La disculpa habitual sueles ser el “todo el mundo lo hace” o “con lo mal que van las cosas algo hay que hacer”, pero el problema llega cuando hay que ir a los bancos a pedir dinero.
En el caso de estimación objetiva hay una serie de recomendaciones que pueden ayudar a ser más transparente y que permitan hacer ver sino todo gran parte del beneficio real generado en la actividad. Especialmente en aquellos negocios en los que se mueve mucho efectivo.
1. Tener cuentas diferenciadas para administrar y atender los gastos personales y de negocio. Parece obvio, pero hay mucha gente que tiene una caja única para todo y para uno mismo puede valer, pero cuando hay que presentar las cuentas a terceros las cosas no son tan sencillas. Los movimientos de cuenta lo son todo.
2. Realizar ingresos regulares por encima de las necesidades de dinero para atender pagos. Hay que recordar que se puede estar en módulos mientras que no se facturen importes superiores a 450.000€, por lo que no hay porque esconder el dinero. Muchos bares de copas o profesionales del sector de la construcción ingresan lo justo en cuenta o menos que lo justo ya que pagan a proveedores también en metálico.
3. La suma de préstamos pagados y amortizados anticipadamente en el año refleja indirectamente cierta capacidad de pago. Es fácil de demostrar incluso aunque con el efectivo del negocio se hayan pagado préstamos no relacionados con la actividad.
4. Ponerse una nómina o ingreso fijo en una cuenta personal. Esto permite a los bancos conocer el estilo de vida del solicitante pues se pueden distinguir correctamente los gastos personales y la cantidad necesaria para cubrirlos.
5. Aportar justificantes acreditativos de posiciones de ahorro e inversión. Si se tienen depósitos, fondos, acciones o planes de pensiones puede servir para demostrar que se es una persona ahorradora, o para poder deducir que se ha tenido que estar ganando años atrás más de lo declarado en módulos. Ya que en base al capital que se ha conseguido ahorrar es posible hacer una estimación.
6. Llevar un control de los consumos y pagos a proveedores, así como de otros gastos. Aunque estos no figuren por cuenta. De otro modo es imposible hacer una valoración de los márgenes reales del negocio.
7. Balance patrimonial elevado. Si se tienen locales, garajes, pisos, terrenos u otro tipo de bienes e inmuebles que han sido pagados con fondos propios permite también hacer una aproximación del flujo de efectivo real.
Ser autónomo y tener problemas para financiarse no tiene por qué ir de la mano. En general llevar una adecuada gestión del negocio no sólo facilita las relaciones comerciales con los bancos, sino que permite prevenir fracasos empresariales por mala administración. Y por supuesto haciendo lo correcto, ante una inspección se pueden evitar dolorosas sanciones.
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