Me da muchísima pena cuando escucho a personas con ahorros que no invierten su dinero y que no tienen
ninguna intención de interesarse sobre cómo hacerlo.
Unos no invierten porque tienen miedo. Aversión extrema a las
perdidas por falta de conocimientos. Otros porque tuvieron una mala
experiencia, y dicen que ya no volverán a invertir jamás. Esto es algo así como
tener una pareja que fracasa y afirmar que nunca más en tu vida volverás a
estar con nadie. Los que dicen que no creen o que no confían. Como si la inversión
fuese algo en lo que hay que tener fe. Los que piensan que invertir es un juego
en el que eligen no participar. O los que creen que los mercados los manejan
cuatro a su antojo, que manejan información privilegiada.
No sé si me dejo a algún perfil. En cualquier caso y tras
darle muchas vueltas, yo creo que las personas que no invierten sus ahorros, lo
hacen por dos motivos fundamentales.
El primero, una carencia importante de cultura financiera. Cuando no se sabe nada sobre un tema, uno puede aceptar como válida cualquier respuesta, por mística, conspiranoica o creencia popular que se trate. En cierta manera, creo que es un mal menor. Porque se puede solucionar con conocimientos. El problema es que hay que tener un mínimo de voluntad para querer aprender.
La cultura financiera es importante, porque es la
primera medida de defensa para proteger tu dinero. Cuando no hay unos cimientos
sólidos en educación financiera, es cuando te puedes tragar cualquier promesa
de rentabilidad abultada en poco tiempo o cuando se puede caer en estafas. Si
tienes una idea mínima para poder evaluar una propuesta de inversión, enseguida
verías si es razonable o no.
A veces hablo con amigos de amigos que son muy buenos en su
campo profesional. Gente formada. Con carrera y estudios superiores. A veces
incluso han estudiado algo en relación con la economía y las finanzas, pero que
luego se han desarrollado en otro ámbito y me quedo asustado con la falta de
idea que tienen sobre temas de dinero.
Por eso no me sorprende la enorme cuota de mercado que siguen
teniendo los bancos comerciales y su capacidad de distribución y venta de
cualquier producto, por castaña que sea. Siempre he dicho que la ignorancia de
los clientes de los bancos, es un activo intangible de enorme valor para las
entidades financieras. Mientras esto siga así, podrán seguir generando jugosas
comisiones para su cuenta de resultados.
El segundo motivo por el que creo que tantas personas no
invierten sus ahorros, es emocional. En mi opinión, sí que considero que no
todo el mundo tiene la forma de ser adecuada para poder invertir. Y aunque con
esfuerzo, uno conscientemente puede poner medios para tratar de corregir
ciertos comportamientos y prejuicios, es un poco más difícil superar esta
traba.
Las emociones juegan muy malas pasadas a muchos inversores. Y el miedo, actúa
como un fuerte inhibidor de la disposición a invertir en muchas personas. Que
dicen prefieren estar tranquilas y no “perder dinero”. A pesar de que generalmente,
perderán mucho poder adquisitivo a lo largo de su vida, por no invertir su
dinero, para al menos compensar la inflación y el auge de los precios. Muchas
personas tienen problemas para entender que el valor del dinero a lo largo del
tiempo no es el mismo y que por esa razón, se aseguran la pérdida al no hacer
nada.
Aunque para mi es evidente que invertir a largo plazo en una
cartera de inversión global y diversificada, es la mejor medida para proteger
mi patrimonio y rentabilizar mi dinero, para otros no lo es tanto. Es como si
me asomase a un balcón a 200 metros del suelo con una persona que tiene
vértigo. Comprendo la fobia y lo
paralizante que puede ser. Con las inversiones es un poco lo mismo.
Las personas más emocionales, pueden sufrir notablemente con
los vaivenes de los mercados, en comparación con una persona promedio u otra
más templada y experimentada. Y es un problema, porque se convierte en una
limitación que le va impedir mejorar su calidad de vida y conseguir antes sus
objetivos financieros a lo largo de los años.
Además, otro problema de las personas que están más expuestas
a sesgos emocionales, es que pueden ser influenciadas con mayor facilidad, por
referentes que les generan confianza. Si un vendedor, asesor o amigo, conecta
con esas personas y se gana su confianza, es más probable que sigan los
consejos que estos le den.
Por otro lado, cuando domina la emoción sobre la razón, uno
se convierte en un títere a capricho de los impulsos. Y esas situaciones, son
un pésimo estado para tomar decisiones relacionadas con el dinero.
Cómo empezar a invertir
Al final, si no has invertido nunca, el primer paso es empezar a invertir con una pequeña cantidad de
dinero para perderle el miedo. Como un pequeño laboratorio de pruebas con el
que empezar a practicar y entender el funcionamiento.
Las inversiones periódicas suelen ayudar a los inversores
noveles a reducir el impacto de las emociones en la inversión y a establecer
hábito. Es fundamental centrarse en el largo plazo y no preocuparse demasiado
de las fluctuaciones de corto plazo.
A veces, contar con un asesor
financiero independiente, ayuda. No tanto porque te vaya a decir dónde
invertir. Sino porque te va a ayudar a seguir el camino, cuando te entren
dudas. Es como mantener la disciplina en la alimentación cuando quieres adelgazar
o ir al gimnasio para ganar músculo. El esfuerzo siempre es tuyo, pero con un
entrenador que te aconseje al lado o un nutricionista que te diga qué y cuándo,
es mucho más llevadero.
Sea como fuere, si no inviertes tu dinero, te animo encarecidamente
a que empieces ya. Tus finanzas personales y tu estilo de vida te lo agradecerán
en el futuro.
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Excelente artículo para noveles.Te felicito.
ResponderEliminarGracias, Fernando. Son quienes más ayuda necesitan. Un saludo.
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