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LA CRISIS (I): ¿QUIÉN LA PAGARÁ?

Agradezco la difusión  a AhorroCapital y el inefable trabajo realizado por el autor de este blog. Las aportaciones hechas hasta hoy, buscan la objetividad en los datos y la información útil en estos días de tanta desorientación.

Pero en aras a dotarle de mayor diversidad de voces y contenidos; nos hemos animado a escribir estas primeras líneas con la intención de tratar de adentrarnos en los resbaladizos espacios de dialécticas más teóricas.
Por lo tanto, mi intención es generar cierta polémica, reflexión y debate sobre los distintos temas de actualidad relacionados con la economía, la Política, las políticas y la sociedad.

LA CRISIS: ¿QUIÉN LA PAGARÁ?

Nuestros principales cargos políticos y económicos, en distinta medida, son susceptibles de acceder a las más altas cotas de retribución. Se supone que sus salarios tienen que ver, entre otros, con los dictados del “mercado”, la “productividad” o sus niveles de “responsabilidad”.

En lo referente a este artículo me gustaría centrarme sobre todo en el caso de España que, con sus particularidades, camina desgraciadamente con paso firme por la senda de una crisis que, no me olvido, tiene dimensión internacional.
En mi opinión, cargar la culpa de la crisis al sufrido contribuyente de la calle se me antoja inmoral e injusto. Porque, si bien es verdad que debido en parte a la inagotable avaricia del ciudadano, casi nadie dejó pasar la oportunidad de enriquecerse con el fácil método de la compra venta de inmuebles a precios casi exponencialmente crecientes alentados por la contagiosa fiebre del crédito fácil y el dinero barato, que la zona Euro mantenía por el bien de otras economías, como la alemana.
Parece claro pues, que los responsables últimos de toda esta euforia colectiva fueron quienes desde sus altos cargos y con sus decisiones políticas y económicas propiciaron tal escenario de “orgía” financiero-inmobiliaria.

Llegados a este punto y volviendo a la pregunta del titulo “¿quién paga la crisis?”, quisiera diferenciar entre los altos cargos políticos o públicos y los altos cargos económico-privados, como son los gerentes de grandes corporaciones privadas.

En primer lugar hablaremos de lo que creo que ambos tienen en común.

Por un lado, muchos de ellos se postulan como los verdaderos responsables de la crisis, ya que son sus decisiones las que en buena medida la han generado, por lo que deberían responder por ello ante la sociedad. Yo soy de los que pienso que los gerentes cobran más, entre otras cosas, porque asumen más riesgos y responsabilidades.

Por otro lado, en última instancia, son ellos mismos los que se ponen el sueldo.
Esto lo digo a sabiendas de que hay unos teóricos mecanismos de “control” para eso; así, en las empresas privadas esto lo decide o mejor dicho lo avala la Junta General de Accionistas en el caso de las SA, u órganos análogos en otro tipo de corporaciones. Respecto a los cargos públicos, en último término son órganos elegidos “democráticamente” los que aprueba las subidas de sueldos.
Pero en realidad todos sabemos que tanto unos como otros son prácticamente los únicos privilegiados que deciden lo que cobrarán a fin de mes.

En segundo lugar, quisiera hablar de lo que les diferencia en cuanto a la asunción de responsabilidad respecto a la crisis.

Antes de nada quiero aclarar lo que pienso del poder político.
Hoy día los políticos son, ante todo, gestores de lo público. La gente los valora o critica, en buena medida, por sus resultados económicos.
La mejor gestión suele ir acompañada de mayor calidad de vida para los ciudadanos. Por lo tanto, las supuestas ideologías políticas, en mi opinión; van quedado relegadas. Se desea en los cargos públicos al mejor administrador.

En lo referente a las políticas soy partidario de, cuando sea posible, unos altos niveles impositivos y una clara mejora y reestructuración de los servicios públicos en aras a una mayor competitividad y productividad de los mismos.
Por decirlo de manera mas clara, envidio los modelos de los países nórdicos (Dinamarca, Noruega, Suecia…) con altos impuestos, la mayor calidad de vida, empresas competitivas y unos extraordinarios servicios públicos (vg. Educación…).
De ninguna manera satanizo el sector privado. Pero apuesto por empresas que hacen país por su arraigo y que generan, a todos los niveles, riqueza en sus sociedades (IKEA en Suecia, NOKIA en Finlandia o en cierta medida Grupo Mondragón (MCC) en Euskadi), frente a otras que buscan básicamente su beneficio particular o el de sus accionistas: ACS, Telepizza o Endesa.

En próximas fechas continuaré con el análisis, comentando las consecuencias de las decisiones de los agentes públicos y privados, así como su responsabilidad y sus consecuencias en la sociedad.

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