No se pueden enumerar las veces que se ha planteado la fusión de las tres cajas vascas. Mucho antes de que comenzará la crisis y en muy diversos escenarios, este proyecto de concentración bancario, ya dio origen a sus primeras secuelas hace ya varios años. La vez que más cerca estuvo de lograrse, fue cuando la fusión hilada apresuradamente por el PNV, tuviese su tropiezo final en la asamblea de Kutxa. Dónde se presume que los cuatro votos de Ezquer Batua, que en principio iban a ser favorables, frustraron finalmente su consumación al abstenerse.
Después de eso, hemos vuelto a ser testigos de nuevos intentos. Esta vez marcados por la necesidad y la asfixia de la crisis financiera. Aunque las tres cajas presentan una posición suficientemente solvente, el tamaño sí importa en este campo y juega un papel decisivo en la viabilidad a futuro de las tres entidades. Como ya ha advertido el banco de España en varias ocasiones, sería conveniente que aumentasen su tamaño, para tener acceso a financiación en los mercados financieros. Por no decir, que la concentración de Caja Vital, Kutxa y BBK, debería de ser el tipo de procesos de concentración que deberían verse. Ya que darían lugar a una entidad sólida y representativa, pues según datos hasta finales del 2010, las tres entidades alcanzaban un 12% de Core Capital de media.
En el plano técnico, es una de las fusiones que garantizan una concentración menos traumática y más óptima desde el punto de vista financiero. A penas hay duplicidad de redes de oficinas. Tan sólo serían necesarios ciertos ajustes en las grandes ciudades y en los servicios centrales. De hecho, está tan pensada la integración, que las cajas vascas junto a Caja Navarra, ya fueron objeto de sanción por la CNC (Comisión Nacional de Competencia)en octubre de 2007, por pacto de no competencia y coordinación de comportamientos competitivos. Una multa de 24 millones de euros que fue recurrida, pero que acusaba a las cuatro entidades de operar como un cártel.
Desde mi punto de vista, era evidente que no abrían sucursales en los territorios rivales para evitar la duplicidad de redes. Caja navarra fue la oveja descarriada que después de aquello comenzó una escalada de expansión comercial, que la enfrentó especialmente con la Kutxa, que respondió abriendo numerosas oficinas en navarra.
En mayo de este año habrá elecciones en ayuntamientos y diputaciones. No hay mas que ver las continuas declaraciones de los representantes políticos de PP, PSE-PSOE y PNV, para darse cuenta de que la respuesta a la pregunta planteada, es simplemente que el obstáculo es político. Habrá que esperar hasta las elecciones, porque cada partido desea saber con que influencia cuenta en los órganos de gestión antes de mover ficha. Patxi López, negaba recientemente presiones del gobierno central a facilitar la concentración bancaria. Luego al final todo se resume, a que los consejos de administración de las cajas, son meros teatrillos en el que los títeres políticos hacen su función para sí mismos, en vez de representar a la sociedad vasca. Dicho de otro modo, si las cajas estuviesen gestionadas por técnicos financieros, ya se hubiese hecho, pues pesaría más el criterio económico que el deseo de poder de los partidos políticos.
Publicar un comentario
Participa en la conversación y déjame un comentario.