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Cómo causar buena impresión para tener éxito en el trabajo y los negocios

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Saber cómo causar buena impresión es fundamental para alcanzar tus objetivos, ya sea en tus relaciones en el entorno personal, laboral o de negocios. Y es que el dominio de las habilidades sociales, es clave, cuando tu actividad te obliga constantemente a interactuar con personas desconocidas en tu día a día.

¿Te dedicas al mundo de las ventas? ¿Llevas un negocio de cara al público? ¿Realizas numerosas visitas de trabajo o reuniones de negocio con nuevos clientes potenciales?

Conocer los secretos que nos abren las puertas en las relaciones con los demás en el entorno laboral o de negocios, pueden marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso. Recuerda que como se suele decir, no hay una segunda oportunidad para causar una primera impresión.

Es sorprendente la velocidad con la que juzgamos o valoramos a una persona cuando la conocemos por primera vez. Seguro que te ha pasado más de una vez. ¿Recuerdas alguna ocasión en la que al poco de presentarte a alguien, ya te has formado una idea de ella? Una imagen mental a la que te anclaras para el resto de la relación o contacto con esa persona. Su apariencia, sus gestos, su forma de hablar, el tono de su voz, etc.

Veamos cuales son algunos de los secretos sobre cómo causar una buena impresión en un primer contacto con un desconocido, dentro de un contexto formal.

No soy precisamente un experto en materia de relaciones sociales. De hecho diría que en mi caso soy algo torpe. Pues mucha gente considera que en un primer momento, soy excesivamente serio y distante, lo que genera una barrera que no es la ideal para una conversación de negocios o trabajo.

No obstante, si me ciño a la definición de experto que considera como tal a aquella persona que ha cometido todos los errores posibles en el campo que asesora, puede que te pueda dar algunos buenos consejos sobre cómo causar una buena primera impresión.

Ironías aparte, hay razones innatas y basadas en nuestra propia experiencia, que hacen que haya algunas cosas que funcionan razonablemente bien un el primer contacto con una persona desconocida.

Nuestro primitivo instinto de supervivencia programado en nuestro cerebro, evaluará rápidamente si la persona que se nos presenta es una amenaza o por el contrario nos parece inofensivo. Por esa razón, mirar a los ojos y sonreír al estrechar la mano de un desconocido mientras nos mantenemos en una actitud afable, es mucho más eficaz que una postura rígida, de tensión, distante y seria, cuando establecemos ese primer contacto.

Luego nuestras vivencias, nuestro propio carácter, gustos y creencias, harán el resto. Y de modo inconsciente determinaremos la sensación que nos causa la persona que tenemos delante. Por tanto si ese primer prejuicio que se hace de ti tu interlocutor, encaja bien con su perfil, lograrás una mayor conexión y tendrás en principio menores barreras en tu conversación o negociación.

De todas formas hay que entender el contexto en el que se produce la interacción. No es lo mismo en un ámbito social distendido, que en un entorno formal y de negocio. Al haber un propósito de transacción, los roles, las barreras y las normas sociales varían.

En cualquier caso está demostrado que para que fluya adecuadamente un proceso de venta, la clave es que haya confianza entre las partes. ¿Cómo se gana la confianza de alguien en los primeros minutos? Pues es difícil, pero se puede conseguir.

En cierta forma aunque se trate de un contexto formal, se trata de seducir a la otra persona. De resultar atractivo. No hablo en términos de belleza, sino de agradar y de conectar con gustos e intereses. Si nos gusta una persona en la primera impresión, tendemos a asignarle características favorables, a pesar de que tenemos muy poca información sobre esa persona y a veces nos equivoquemos en el prejuicio. Es lo que se conoce como efecto Halo.

Todo eso se consigue de diferentes maneras. Por ejemplo con la actitud. Mostrándote seguro. Por alguna razón, las personas que están nerviosas, nos hablan con titubeos o se muestran inseguras no nos gustan. Y mucho menos atendemos con la misma disposición cualquier propuesta u oferta que nos vaya a plantear.

Otro punto es el del aspecto e imagen personal. Tener una presencia cuidada te da muchos puntos a la hora de ser evaluado por la otra parte.

Luego está el lenguaje corporal y la personalidad. Para causar buena impresión tienes que transmitir un mensaje que sea coherente con lo que dicen tus gestos. Tu postura, tu voz, la entonación, todo tiene que estar alineado en la dirección hacia la que quieres llegar. Todo esto se puede aprender. Un poco más difícil es el tema de la personalidad. Inevitablemente cada uno somos como somos y por mucho que queramos hay cosas que no vas a poder cambiar.

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No obstante puedes entrenar algunas cosas. No hay nadie que sepa mejor como causar buena impresión, que esas personas que todos conocemos en algún círculo social y que tienen un encanto especial o un carisma que les hace únicos. Si te fijas uno de los rasgos que más les diferencia, es que son personas auténticas, con una alta autoestima y con cierto sentido del humor. Hablan mucho, pero escuchan más y lo utilizan en su favor.

Saber cómo causar buena impresión, implica también saber cómo gestionar las emociones. Como te decía al principio, una sonrisa y una expresión amable, baja muchas barreras. Si estas de mal humor, nervioso o alterado, aprende a controlar tus emociones y aparentar lo que quieres transmitir a esa persona que acabas de conocer.

Después inicia la conversación, pero sobre todo deja que la otra persona hable y escucha atentamente. Utiliza preguntas abiertas para que la otra persona se explaye. Trata de identificar temas que le despierten interés y ábrete camino en la conversación por esa vía. Dirígete hacia la persona que te han presentado por su nombre para lograr un mayor grado de complicidad. Y sobre todo en ningún momento sobreactúes o te muestres demasiado artificial en tus gestos o manera de comunicarte. Lo único que conseguirás es recelo y que se ponga a la defensiva.  


Si no sabes cómo causar buena impresión en tus relaciones de trabajo, te invito a que reflexiones sobre aquello que creas que puedas estar haciendo mal. Pide opinión a personas de tu confianza que te hayan observado como interactúas y entrena tus puntos débiles. Se puede mejorar. Practica y con el tiempo lograras interiorizar un proceso mejor para construir una relación, generar un clima de confianza y gustar a las personas. Algo que sin duda te ayudará a conseguir tus objetivos profesionales. 

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