El año en curso está siendo un claro ejemplo de los problemas que atraviesan las entidades financieras. La falta de liquidez y la elevada morosidad como consecuencia entre otros motivos del paro creciente, hace que conseguir financiación a día de hoy sea todo un logro.
Los diferenciales, así como las comisiones que se aplican, han dado un cambio a peor considerable. No hay mas que darse una vuelta por varios bancos y cajas para comprobarlo. La explicación es sencilla, a menor dinero disponible para préstamos, coste más alto. Sin entrar en detalles sobre las condiciones de financiación, antes de perder tiempo recorriendo bancos y cajas, nosotros mismos podemos analizar lo que los bancos estudiarán de nuestra operación.
1) Lo que vamos a comprar. No es lo mismo pedir dinero para comprar la casa de veraneo que para la que va a ser nuestra vivienda habitual. Ni es lo mismo que querer comprar un pequeño apartamento a una mini mansión en un pueblecito de la sierra.
Si queremos entenderlo, tenemos que pensar cómo piensa la entidad sobre nuestra operación. El banco siempre analiza la situación a que puede enfrentarse en caso de ocurrir lo peor. Es decir toda operación en estudio se analiza desde el punto de vista del impago. Si tenemos claro esto entenderemos las razones del banco a decir sí o a decir no.
Si compramos vivienda habitual, las probabilidades de impago son menores. La entidad entiende que el propietario hará más esfuerzos para evitar quedarse en la calle. Por este motivo la norma es que obtengamos el 80% del precio de compra o tasación según criterio de entidades con cierta facilidad. También con garantías adicionales (hipoteca de otra vivienda, seguros, avalistas, etc) es posible obtener todavía hoy hasta un 100% del precio de compra. La financiación será de hasta 35 o 40 años.
Si compramos segunda residencia está un poco más complicado. La probabilidad dice que si se tienen problemas, la gente tiende a impagar con más facilidad. Por lo que lo habitual es que nos concedan entre un 60% y un 70% del precio de compra o de tasación. La duración de la hipoteca para esta finalidad será de entre 20 y 25 años.
Las entidades analizan del inmueble a hipotecar la facilidad de venta en caso de impago. Aunque un chalet de lujo en un pequeño municipio pueda costar 500.000€, la entidad sabe que dar salida a esa garantía es complicado pues es un inmueble que tendría difícil colocación. Luego nos penalizaría si se va justo. Sin embargo un pequeño apartamento de 350.000€ en una gran ciudad se vendería mucho mejor, lo que puede ayudar a conseguir una financiación mas ajustada. Luego se valorará la localización, la facilidad de venta, la posible demanda que pueda tener y el tipo de inmueble.
2) Quién compra
La edad, el estado civil, si se tienen o no cargas familiares, los ingresos, el empleo, los hábitos de gasto y consumo, el patrimonio, la capacidad de ahorrar o el histórico como pagador de otros créditos, son algunas de las variables que son analizadas.
En Estados Unidos, sin un historial crediticio favorable puedes olvidarte de que los bancos te presten un solo céntimo. En España los ficheros de impagados como Experian, Asnef, Credit Bureau, RAI pueden echar por tierra una operación por buena que pudiese parecer. Cuidado con eso recibos devueltos de las empresas de telefonía, puede que nos den de alta en estos ficheros.
Nos ayudará tener un contrato indefinido frente a uno temporal. Mejor si se es funcionario, que si se trabaja en el sector privado. Ojo si se es autónomo y no se puede demostrar nuestra realidad económica. El sector en que se trabaje influirá positiva o negativamente. Actualmente sector construcción y automoción están penalizados. Cuidado también si nuestra empresa ha presentado un ERE.
El vencimiento máximo de un préstamo hipotecario no debe exceder de los 75-80 años de edad dependiendo de entidades. Las cuotas de préstamo mensuales no deben de exceder del 35%-40% de nuestros ingresos medios demostrables.
Los riesgos indirectos también se tienen en cuenta. Pude perjudicar haber firmado como avalista de terceros. Entre otras cosas, antes de firmar como garante de otra persona hay que valorar si puede restarnos posibilidades de obtener financiación en un futuro.
Parece fácil, pero no lo es tanto. Son muchas variables y a veces nosotros mismos no vemos los riesgos del mismo modo que los ve el banco. Hay que pensar que el sistema financiero no estaría hoy como está, si estos criterios se hubiesen llevado a cabo de forma rigurosa en pasado reciente.
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ResponderEliminarpedazo... comentario, el anterior.
ResponderEliminaryo, simplemente decir que te ha salido un articulo muy claro y util, gracias.
Buenas Noches, para mi este articulo fue muy informativo y de provecho. Gracias!!
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