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EMISIONES DE DEUDA (I) | UN SALVAVIDAS EN TIEMPOS DE CRISIS

Muchas empresas han acudido en los últimos años a los mercados financieros de crédito como alternativa a la restringida financiación bancaria, para obtener dinero para materializar proyectos o hacer frente a su gestión, cuando los beneficios y recursos disponibles no son suficientes.
                La necesidad de recursos financieros, hace que las empresas busquen obtener dinero de los inversores particulares e institucionales. Cuando hablamos de deuda emitida por empresas, estamos hablando de renta fija privada. Donde los emisores se comprometen realizar unos pagos determinados en unas fechas y condiciones concretas a los tenedores de estos activos.
                Ahora bien, hay que tener mucho cuidado con lo que se compra, porque no todas las emisiones son iguales en cuanto a seguridad y derechos de los propietarios de estos activos. Estas emisiones, pueden adquirirse en el mercado primario o secundario (cotizado). En España el mercado secundario de este tipo de activos es el AIAF. En su web se pueden consultar las cotizaciones de cédulas, activos titulizados, bonos, obligaciones, pagarés y participaciones preferentes de los distintos emisores.
                Como decía, hay que ser cauto cuando se nos presenta una alternativa de inversión de este tipo. En primer lugar, porque aunque parezca sorprendente, hay mucha gente que el concepto renta fija, lo asocia al riesgo cero. También es cierto, que buena parte de culpa de esta idea equivocada la tienen quienes lo venden o colocan. Ya que muchas veces suelen acabar en manos de inversores particulares con bajos conocimientos financieros, que creen que han depositado su dinero en algo parecido al plazo fijo o eso les dicen.
                Los riesgos:
1)      Riesgo de quiebra. El primer riesgo que asumimos, es el riesgo de que el emisor no pueda hacer frente a los pagos y quiebre.
2)      El riesgo de mercado. Si el inversor pretende vender el título antes de que llegue a vencimiento, podrá encontrarse en la situación de que el valor de venta difiera al alza o la baja respecto del precio pagado inicialmente.  Esto puede descomponerse en dos elementos adicionales:
a)      Riesgo de tipos de interés. Por simplificarlo y como norma general, los precios de las emisiones de deuda se moverán en sentido opuesto al de los tipos de interés.
b)      Riesgo de crédito. Este riesgo viene dado por el riesgo de crédito. Que es una medida de la calidad crediticia, que se suele puntuar a través de los ratings que asignan las distintas agencias de calificación. Y lo que vienen a marcar es que tanto mejor rating tienen mas solventes son. O eso se supone, porque siempre que hablo de estos temas me acuerdo de Lehman brothers que era AAA, de máxima calidad crediticia.
Dicho esto, y por terminar de dar una idea sobre la deuda, según la clase de título que compremos tendremos una prioridad distinta de cobro en caso de una quiebra del emisor. Luego mucha  atención con el tipo de emisión cuando evaluemos una compra.
-          Deuda sénior
Pueden ser pagarés, bonos y obligaciones. Son los primeros títulos de R.Fija en cuanto al orden de prioridad de acreedores en caso de liquidación e una compañía. Por delante de los inversores que sean titulares de deuda sénior, participaciones preferentes y acciones ordinarias.
-          Deuda subordinada
Se sitúan por detrás de la deuda sénior y por delante de las preferentes en orden de prioridad de cobro en caso de quiebra. Como tienen más riesgo, pagarán un mayor interés y su rating será inferior que el de la sénior. Otro aspecto muy importante, es que estas emisiones, suelen tener vencimiento conocido y el pago de cupón no está condicionado a obtención de beneficios.
-          Participaciones preferentes
Se sitúan en último lugar a cobrar en caso de liquidación de la compañía emisora. Por este motivo su rentabilidad suele ser muy elevada y muy superior a las anteriores clases y con peor rating. Son perpetuas. Es decir, no tienen vencimiento. Se suelen fijar unas opciones de recompra en unos plazos y condiciones prefijadas de antemano. Este aspecto, pone en desventaja al inversor que las adquiere frente al emisor. Si los tipos de interés suben y con ello su coste de financiación o tienen problemas para financiarse, la entidad no las amortizará.
                El pago de intereses o cupón, está condicionado a la existencia de beneficios del emisor. En caso de impago de cupón, este no se acumula y el inversor habrá prestado a interés cero durante ese año. Sin duda son las peores y se han popularizado mucho en los últimos tiempos, comercializándose de forma muy poco transparente.
El tema trae mucha cola, así que por no extenderme más, ya trataré el asunto con más detalle en otra ocasión.

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